La decadencia de los partidos políticos
Que el régimen de los partidos políticos está en crisis no hay ninguna duda. Que la representatividad que dicen ostentar –y que la Constitución les otorga- es cada vez más cuestionada es otro dato fáctico de la realidad. Por eso, antes de plantear soluciones transparentes y de fondo, verbigracia: la constitución del Chaco de 1951 en lo que hace a compartir la representación del pueblo para la Cámara de Diputados entre los partidos políticos y las corporaciones y organizaciones libres del pueblo, han preferido importar el sistema de primarias.
Nosotros, como auténticos peronistas, bregamos por la definitiva eliminación del sistema de elección primaria, conocidas popularmente como “PASO”. Este sistema, calcado del modelo que se implementa en los EEUU, desconoce las diferentes idiosincrasias de la sociedad argentina y norteamericana, y lo que es peor, los vicios de la dirigencia política nacional. Lo que ya sería suficiente para dudar de su eficacia.
Si a eso agregamos que las PASO fueron sancionadas en un trámite exprés del Congreso en 2009, sin consenso alguno, con un claro sesgo autoritario por parte del gobierno que sin sonrojarse proclamó por aquél entonces que las primarias que instauró Cristina Kirchner eran “la mayor conquista de la democracia”, empiezan a sobrar las palabras. Pero además, hay que denunciar con todas las letras que dicho sistema es profundamente antidemocrático y claramente favorece a los partidos mayoritarios. La condición de alcanzar el 1,5% del total de sufragantes para poder estar habilitados a la elección definitiva, priva a los electores de poder elegir a sus representantes, si es que lo mismos no alcanzaron dicho porcentaje. Y eso sólo les deja margen para “optar” entre las fuerzas mayoritarias, o votar en blanco. Entra en escena el famoso “voto útil”. Y vale la pena recalcar el concepto, el ciudadano ya no está eligiendo sino optando, a la vez que dirime por la propia incapacidad de los partidos para discutir política, las internas de los mismos.
Entonces nos preguntamos: ¿Esto es democracia? Y por supuesto, desde el Estado se cuidan de dar a conocer a los ciudadanos el costo que dicho festival de “listas y boletas” –que tampoco resuelve las internas de los partidos políticos ya que los mismos constituyen frentes de dudosa unidad de concepción, y ninguna coherencia ideológica, con tal de evitar dichas “internas” y el temido cadalso de caer bajo el 1,5%- significa para los bolsillos de los contribuyentes. Por lo que tenemos que remitirnos a la cifra del 2011, en la que se gastaron nada menos y nada más que 150 millones de pesos…¿cuánta obra pública podría hacerse con este dinero? ¡Y ni hablar de la posibilidad del trastorno de tener que votar 2, 3, o hasta 6 veces en un año!
Finalmente, la Ley 26.571 arrastra vicios desde su sanción, como ser la distribución de los aportes públicos para la impresión de boletas y pautas publicitarias de los diferentes partidos, todo esto en manos del Ministerio del Interior. Creemos suficiente lo expresado para invitar a la reflexión y entre todos pensar en otro sistema de representación y animarnos a cuestionar a los partidos políticos tal como hoy se los conoce.
FEDERICO GASTON ADDISI es dirigente justicialista (historiador y escritor), director de Cultura de la Fundación Rucci en CGT, miembro del Instituto de Revisionismo Historico J. M. de Rosas, miembro del Instituto de Filosofía INFIP, diplomado en Antropología Cristiana (FASTA) y diplomado en Relaciones Internaciones (UAI).