Una de las partidas más novedosas de los Presupuestos Generales alemanes para 2015 es la dedicada a la contratación de nuevos policías, 209 de los cuales serán destinados a cuidar de la seguridad del Bundesbank, un servicio hasta ahora externalizado y del que se venía ocupando la empresa de seguridad Pond. Es el único dato preciso que ofrece el banco central alemán sobre la marcha de la gran repatriación de oro que lleva ya dos años de trayectoria y de cuyos resultados hasta ahora no hay cifras.
La historia de la mayor mudanza de oro de la historia comenzó en octubre de 2012, cuando el Tribunal Federal de Cuentas alemán ordenó un control regular de las reservas alemanas en lingotes de oro en el extranjero y la comprobación de que las barras de oro estaban efectivamente en las cajas fuertes en Nueva York, París y Londres. Lo siguiente que supimos fue que Alemania, con la segunda mayor reserva de oro en el mundo, que a fines del 2011 totalizaba 3.396 toneladas con un valor de 133.000 millones de euros, tenía intención de repatriar 674 toneladas de oro almacenadas en la Reserva Federal de Nueva York y en el Banco Central de Francia, un proceso de años cuyo objetivo final era que, para 2020, la mitad de las reservas de oro alemanas estuvieran almacenadas físicamente en las bóvedas del Bundesbank, en territorio alemán.
Hace un año por estas fechas, el Bundesbank realizó otro sorprendente anuncio: de las 84 toneladas que se suponía que debían ser devueltas en 2013 con el fin de cumplir con el objetivo establecido, tan sólo habían sido capaces de conseguir 37 toneladas, cinco de ellas procedentes de EEUU. La razón del retraso, según el Bundesbank, fue que «los lingotes almacenados en París ya tienen la forma alargada con bordes biselados propia del estándar London Good Delivery (LGD), mientras que los almacenados en Nueva York siguen un estándar anterior y tienen otra forma». Problemas de logística. Pero la noticia de que el oro debía ser refundido para seguir la norma LGD apenas sirvió para tranquilizar a los alemanes, tan celosos de su oro, y el Bundesbank lleva un año tratando de demostrar que el oro está y que está a buen recaudo.
Pruebas físicas
Los datos concretos publicados sobre el estado del oro y el ritmo de repatriación han sido escasos, pero, a cambio, el pasado julio el Bubase prestó a ofrecer pruebas físicas. Los días 12 y 13, Jens Wiedmann abrió las puertas de la institución al público por primera vez en la historia e incluso puso a su disposición un lingote de 12,5 kilos y un valor aproximado de 400.000 euros, para que pudiesen manosearlo. Con la misma falta de fe con la que Santo Tomás introdujo sus dedos en las llagas de Cristo, muchos alemanes quisieron tocar con sus propias manos aquel lingote «recién llegado de Nueva York».
Durante este año, además, hemos escuchado numerosas declaraciones encaminadas a tranquilizar, como las del portavoz de temas presupuestarios de la CDU de Merkel, Norbert Barthle: «Objetivamente, no hay ninguna razón para la desconfianza hacia los EEUU». «Cumpliremos con los plazos previstos», decía a mitad de año uno de los miembros de la directiva del Bundesbank, Carl-Ludwig Thiele. Y al cierre de 2014, todo lo que ha informado Weidmann, según informa la agencia DPA, es que el proceso continua «voll im Plan» (según lo previsto), pero sin dar una sola cifra de lingotes ya repatriados. El «plan», a fecha de marzo de 2014, establecía que a finales de año hubiesen sido repatriadas entre 30 y 50 toneladasde oro desde el 33 de Liberty Street (Nueva York) pero cuántas de esas toneladas han llegado ya al nuevo Fort Knox de Frankfurt, es un dato que el Bundesbank prefiere por el momento no hacer público.
Fuente: http://www.elmundo.es/economia/2014/12/26/549c75c922601db71b8b4578.html
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